El GEIN
Corría la década de los 90 y Sendero
Luminoso había convertido al Perú en un verdadero charco de
sangre. Los terroristas estaban dispersos en todos los rincones del país,
sembrando pánico y terror, bajo las órdenes de su máximo líder, Abimael Guzmán Reynoso.
Las autoridades hacían esfuerzos en vano por contrarrestar la insanía
senderista, que continuaba cobrando víctimas en todo el territorio. En medio de
este caos, nace el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN)
que, tras años de arduo trabajo, daría el golpe más importante con la captura
del ‘Camarada Gonzalo’ y el comité central de Sendero Luminoso.
La iniciativa fue liderada por el comandante PNP, Benedicto Jiménez,
quien junto a un grupo de cinco personas, creó el GEIN el 5 de marzo de 1990
con el único fin de derrotar al grupo terrorista. Por aquel entonces, no tenían
oficinas y tuvieron que instalarse en un almacén improvisado. Los archivos
empaquetados les servían de sillas y Jiménez contaba solo con una radio, por lo
que no podía comunicarse con nadie más.
Con el paso del tiempo, y gracias a una exitosa primera operación que
permitió la captura de Judith Díaz Contreras, ‘Isa’, el GEIN comenzó a recibir
el apoyo de empresas privadas y de la Embajada norteamericana, que les
construyó ambientes adecuados para su trabajo.
Los agentes encubiertos empezaban a realizar un minucioso trabajo de
inteligencia en los principales puntos donde – se presumía – estaba refugiado
Abimael Guzmán. Todos ellos vigilaban vestidos de civil y simulando ser
transeúntes o trabajadores de limpieza. Así, se encargaban de observar cada
detalle y recabar evidencias – incluso – en las bolsas de basura.
Su trabajo iba avanzando sin descanso y, según Guillermo Bonilla, uno
de los miembros del GEIN, “no hubo una estrategia de Estado ni de Gobierno” que
les diera una orden para actuar. “Lo que hicimos estaba al margen (…) Fue
iniciativa de Benedicto Jiménez”, reveló en una reciente entrevista a un diario
local.
Así, Benedicto Jiménez y su grupo continuaron trabajando sigilosamente,
con la consigna de respetar por encima de todo los derechos humanos. Cuando
llegó el 12 de setiembre de 1992, fueron un total de 82 agentes del GEIN los
que participaron – de diferentes formas - en la denominada ‘Captura del Siglo’,
sin que ninguno de los detenidos resultara herido.
Jiménez fue quien dio la orden de ingresar a la vivienda de Los Sauces,
donde se refugiaba Guzmán Reynoso junto a la cúpula central de Sendero
Luminoso. Los alférez Cecilia Garzón ‘Gaviota’ y Julio Becerra ‘Ardilla’ fueron
clave en la intervención, pues lograron ingresar al inmueble sin forzar la
puerta y, en cuestión de segundos, lograron neutralizar al cabecilla
senderista.
Lo que vino después de la captura no fue lo que los miembros del GEIN
hubieran esperado. Si bien tuvieron más operaciones a su cargo, con el paso del
tiempo, el general Marco Miyashiro y Benedicto Jiménez fueron retirados.
Posterior a ello, el Grupo Especial de Inteligencia fue desactivado.
Inicio de la "Operación Victoria"
EL GEIN elabora el Plan de Operaciones de Inteligencia Contraterrorista
denominado POICT VICTORIA 92, basado en sus conocimientos de la ideología,
organización y aparato militar de Sendero Luminoso, y con la acumulación de
pistas obtenidas durante la ejecución de las diferentes operaciones realizadas
por la Dirección Nacional Contra el Terrorismo (Dincote) las mismas que en
junio de 1990 permitieron la caída del "Departamento de Apoyo
Organizativo" (DAO) y del "Grupo de Apoyo Partidario" (GAP).
La operación se tenía que iniciar como todas las demás que el GEIN había
ejecutado, seleccionando un blanco-objetivo, es decir, elegir una persona de
niveles intermedios, y que se tenga la seguridad de su vinculación con la
dirigencia senderista.
Tras la detención de ‘Juana’, el GEIN focalizó sus acciones en Deodato
Juárez Cruzat ‘Ricardo’, quien figuraba en la lista encontrada como responsable
del Departamento de Propaganda de Sendero Luminoso. En los seguimientos a
‘Ricardo’, los detectives detectaron que cada semana este se reunía brevemente,
en cualquier calle o avenida, con un sujeto que tenía parecido físico con el ex
futbolista Hugo Sotil.
Noviembre de 1990. La figura se repite de manera infrecuente. ‘Sotil’,
bolsa negra en mano, trajina y se mimetiza en los jirones que trazan la avenida
Argentina y en los paraderos de la Carretera Central. No es más un ciudadano
común. En el GEIN, sus ojos hundidos y bigote de dos semanas valen el trabajo
pertinaz y trasnochado de casi un año. Los agentes tienen prohibido perderle la
pista, en rigor. No se come, no se habla, nadie se mueve si ‘Sotil’ cruza el
lente de alguna cámara de video asignada para su seguimiento.
La lucha, en adelante, fue descarnada. El GEIN desarticuló el
Departamento de Defensa, Socorro Popular, el Grupo Especial de Trabajo y el
Grupo Intelectual Popular Subversivos, en distintas operaciones, gracias a las
pistas que iba dejando ‘Sotil’.
La misión general del plan era la captura de la cúpula senderista
durante la realización de la "Tercera Sesión Plenaria del Comité
Central".
Pero la misión específica de esta operación era lograr la captura del
llamado "Comité Permanente", que estaba integrado por
"Gonzalo" (Abimael Guzmán), "Miriam" (Elena Iparraguirre
Revoredo) y "Feliciano" (Oscar Ramírez Durand), líderes de la
organización.
Las pistas del "Plan Victoria"
La pregunta era cómo lograr la misión. No era nada fácil. Los servicios
de inteligencia de todas las fuerzas del orden jamás habían logrado algo
semejante, pese a contar con todo el personal disponible, con sofisticados
equipos y apoyo económico suficiente y, sobre todo, contaban con todo el tiempo
del mundo.
Pero la situación política, social y económica del país era diferente en
1992 y no se podía confiar en los servicios de inteligencia para que ubiquen el
lugar y la fecha donde se realizaría la "Tercera Sesión del
Congreso".
La situación del GEIN, era en ese momento la siguiente:
1.- De una pequeña organización nacida a fines del gobierno de Alan
García, con apenas cinco investigadores, sin recursos técnicos ni económicos,
había pasado a convertirse en la unidad élite no sólo de la Policía, sino
también de todas las Fuerzas Armadas.
2.- La GEIN se encontraba preparada para efectuar la misión más difícil
que hasta ese momento habían realizado, conocían al enemigo, sabían sus
virtudes y sus defectos.
3.- Era la gran oportunidad de lograr el objetivo o misión partiendo de
las pistas que se tenía.
Tras los pasos de "Gonzalo"
A Jiménez lo
expulsaron de la Dincote cuando quemaba el verano de 1990. Antes de entregar su
oficio de cambio de colocación, Jiménez fue a despedirse del director de la
Policía Técnica, general Fernando Reyes Roca. Allí el oficial separado recibió
la propuesta de encabezar una oficina de investigación terrorista que
contemplara el desarrollo de su tesis (Inteligencia + Investigación = Captura).
Fue el nacimiento del
Grupo Especial de Inteligencia (GEIN). La unidad respondía al Comité de
Asesoramiento (COA) que dirigía el general Manuel Tumba Ortega ‘Hermanito’, y
comenzó a operar en una esquina del edificio 15 de setiembre de la Dincote,
donde solo había una mesa de madera y una silla.
Jiménez reclutó
rápidamente al capitán Félix Castro Tenorio ‘ForFay’, a los alférez Joe Sánchez
Alva y Jorge Luna Chu ‘Coco’, así como al suboficial Carlos Iglesias ‘Charapa’.
Con apuro similar, sus críticos en la misma Dincote, bautizaron a los
integrantes del naciente núcleo de investigación como ‘Los Cazafantasmas’.
El acta de fundación
del GEIN, que atesoraba ‘Hermanito’, tiene como fecha el 5 de marzo de 1990. La
primera operación del grupo se inició al día siguiente. La llamaron ‘Isa’ y
tenía como objetivo la captura de los dirigentes del Departamento de Apoyo
Organizativo (DAO) y del Grupo de Apoyo Partidario (GAP) de Sendero Luminoso.
‘Isa’ era el
seudónimo con que la terrorista Judith Díaz Contreras, miembro del GAP, se
identificaba ante los senderistas que llegaban a Lima desde distintas
provincias. Su labor era alojarlos y mantenerlos seguros.
Largos meses de
pesquisas concluyeron el 1 de junio de 1990 con el allanamiento de 40 inmuebles
de los terroristas en Lima. Entre estos, una casa ubicada en la calle 2 de la
urbanización Mariscal Castilla, en Monterrico Norte, que servía para plenos,
conferencias y congresos de Sendero Luminoso. De allí, el GEIN incautó
documentos y libros.
Además, banderas,
planos, croquis y gráficos que representaban distintos atentados del grupo
terrorista. La terrorista Elvia Zanabria Pacheco ‘Juana’, encargada del DAO,
cayó en aquel lugar. Cuatro días después, en uno de los libros decomisados, un
analista operativo halló una lista con los seudónimos de los responsables de
los aparatos centrales de Sendero y sus lugares de contacto. Es decir,
información sobre la cúpula que dependía directamente de Abimael Guzmán y
Elena Yparraguirre, la Dirección Central de Sendero Luminoso.
Pase de ‘Sotil’
Pronto el GEIN
comprobaría que se trataba de Luis Alberto Arana Franco, director de la
academia preuniversitaria César Vallejo y responsable del Aparato Central de
Economía de Sendero en Lima. Mensualmente, ‘Sotil’ separaba entre US$15 mil y
US$20 mil de las pensiones estudiantiles para los gastos de Abimael
Guzmán y su entorno más cercano.
El 19 de setiembre de
1990, ‘Ricardo’ fue arrestado cuando regresaba a su casa, ubicada en Santa
Anita, para guardar unos documentos de la organización terrorista. Aquel golpe
fue rotulado como la Operación Propaganda e implicó también la captura de 14
sujetos que se dedicaban a la elaboración de diversos panfletos y publicaciones
senderistas.
En adelante, el
blanco sería ‘Sotil’. Entonces, una estrategia minuciosa y paciente fue puesta
en marcha. “Lo seguimos día y noche durante dos años. Era la gallina de los
huevos de oro. Sabíamos que los principales mandos de Sendero acudirían a la
fuente. ¿Y cuál era la fuente? El dinero. Ese era ‘Sotil’”, dijo a este Diario
el general PNP Carlos Morán, quien se encargó del análisis informático como
parte del GEIN.
La casa de Buenavista
Es la tercera vez en
el mes que Angélica Salas Cruz o ‘Paloma 1’, coordinadora del Comité Central de
Sendero, va al encuentro del financista. Como ya es habitual recibe un paquete
de él, pero esta vez recalan juntos en la casa signada con el 265 de la calle
Buenavista, en Chacarilla del Estanque, Surco. La orden de Benedicto Jiménez es
explícita y no admite contemplaciones: Ovise (Observación, Vigilancia y
Seguimiento) al inmueble.
Allí vivían los
integrantes del Departamento Central de Sendero: Abimael Guzmán y esa suerte de
escolta privada que tenía en Elena Yparraguirre ‘Miryam’, Angélica Salas
‘Paloma 1’ y la ex monja Nelly Evans Risco ‘Paloma 2’. Para entonces los rasgos
físicos de los miembros de la cúpula senderista eran un misterio. Sin embargo,
ya se había encontrado entre la basura que salía de la casa el medicamento Tigasón
para el tratamiento de la psoriasis (enfermedad que aquejaba a Guzmán). Además,
documentos mecanografiados que, al parecer, llevaban sus anotaciones.
El 4 de diciembre, el
GEIN halló entre los desperdicios, varios envases de cartón de vino chileno y
gran cantidad de colillas de cigarros. Todo hacía indicar que la noche anterior
se había festejado allí el cumpleaños de Guzmán. La intervención de la casa de
Buenavista se planeó para los días posteriores junto con la toma de otras 10
viviendas, pero marchas y contramarchas entre los mandos de la Dincote causaron
que la operación aborte.
La incursión recién
tuvo luz verde el 31 de enero de 1991. Solo Nelly Evans Risco ‘Paloma 2’ fue
capturada. El GEIN comprobaría que tres días antes, la madrugada del 28 de
enero, Angélica Salas y Elena Yparraguirre habían retirado a Guzmán de la casa
de Buenavista echado en un Volkswagen. La cúpula senderista se había librado al
parecer por la alerta de un infiltrado en la Dincote.
Una de las 10 casas
allanadas casi en simultáneo quedaba en la urbanización Balconcillo, en La
Victoria, y pertenecía a Natividad Méndez Villegas. Hasta ahí habían sido
llevadas nueve cajas con documentos y otros registros desde la casa de
Buenavista cuando los terroristas fueron advertidos del Ovise. En una de las
cajas, dentro de una bolsa de plástico, estaba el video “Zorba el griego”. Los
rostros de los cabecillas de Sendero Luminoso eran al fin conocidos por el
GEIN.
Respuesta con
dinamita
A ello Sendero
respondió con el asesinato de María Elena Moyano, en febrero de 1992, y
mediante el atentado con coche-bomba contra el Canal 2, el 5 de junio del mismo
año.
Benedicto Jiménez
ordenó la captura de Luis Arana Franco ‘Sotil’ el 22 de junio de 1992. Había
sido objeto de seguimiento por casi dos años y el material que aquello dejó
(videos, audios y fotografías de sus vínculos con Sendero Luminoso) lo hizo
rendirse rapidísimo.
El GEIN le ofreció
garantías para su vida, a fin de que participe como testigo clave. Entonces,
declaró que apenas un mes atrás, el 4 de abril de 1992, había visto a Guzmán en
una reunión secreta. Detalló que lo llevaron desde un estacionamiento, ubicado
en Surquillo, a bordo de un auto conducido por una “pituca miraflorina” y donde
también iba Walter Zenón Vargas ‘El Zorro’, responsable del Comité Regional
Centro de Sendero Luminoso.
Ese encuentro, al que
‘Sotil’ fue llevado con los ojos vendados, se produjo en una casa de la
urbanización San Antonio, en Miraflores. Guzmán le encargaría ahí alquilar la
casa situada en la calle 1 de la urbanización Los Sauces, en Surquillo. ‘Sotil’
acudió a la dirección que le había sido indicada para rentar el inmueble pero,
a punto de tocar la puerta, vio bajar de un auto a la misma mujer que lo llevó
a reunirse con Guzmán. Era la terrorista Maritza Garrido Lecca. ‘Sotil’ se
escondió y se fue. No llegó a rentar el inmueble. Ella sí.
En el GEIN todo se
caía de maduro. Los agentes calculaban que los cabecillas senderistas no le
tuvieron la suficiente confianza a ‘Sotil’ y por eso enviaron a la mujer para
que alquile lo que sería el nuevo centro de descanso y actividades de Abimael
Guzmán. Quedaba por confirmarse si ahí estaba el número uno de Sendero
Luminoso. Para ello, parte del núcleo dirigido por Benedicto Jiménez se asentó
en seis casas de la misma calle.
Agentes divididos en
parejas vigilaban día y noche los movimientos que allí ocurrían. Quién salía,
quién entraba, a qué hora, cuánto demoraba y qué llevaba. Todo debía ser
registrado en fotos y videos. Todo desperdicio que saliera de la casa en
cuestión tendría que ser acopiado y analizado. Si había que fingir roles de
basureros, heladeros o chatarreros para espiar el panorama, debían ser
exhibiciones actorales de lujo. Guzmán podría estar a menos de 50 metros.
La clave que se
usaba en el GEIN para identificar la casa de la urbanización Los Sauces era ‘El
Castillo’. El predio tenía tres pisos y un portón de madera sobre el que se
alzaba una enredadera. De día la terrorista Maritza Garrido Lecca tomaba parte
del primer nivel para dar clases de danza moderna a las hijas de sus amigas o
conocidas. Tal academia exclusiva era la fachada que ocultaba a la cúpula de
Sendero Luminoso. En las tardes o noches no había más movimiento allí que las
idas y vueltas del también senderista Carlos Incháustegui, entonces pareja de
Garrido Lecca, o de sus eventuales visitas.
En el GEIN, Garrido
Lecca no era un personaje extraño. Apenas llegaron las primeras fotografías que
le hicieron los agentes a cargo de su seguimiento, fue reconocida por el mayor
Marco Miyashiro. El oficial la recordaba como una joven cercana a terroristas
del MRTA e, incluso, guardaba una imagen de 1987 en la que ella aparecía
ingresando a un local, en el que se imprimía propaganda subversiva. Miyashiro
sabía, además, que Garrido Lecca había ingresado a Sendero por intermedio de
Nelly Evans Risco, su tía. La labor que tenía era cuidar a Guzmán.
Las labores de
vigilancia a ‘El Castillo’ y el análisis de la basura que salía de allí
cobraron mayor importancia desde fines de agosto de 1992. Una mañana, a inicios
de setiembre de ese año, el suboficial Carlos Iglesias saltó desde la tolva de
un camión repleto de desperdicios hacia dos bolsas de plástico que momentos
antes Garrido Lecca había sacado de ‘El Castillo’. Entre los restos de comida,
un papel arrugado tenía la anotación RBP. El estudio policial arrojó que se
trataba de las iniciales de Reunión del Buró Político. Esta era una sesión que,
como parte del tercer pleno del Comité Central de Sendero Luminoso, nadie más
que Abimael Guzmán podría encabezar.
‘Gaviota’ caza al
‘Zorro’
8 de setiembre de
1992. El terrorista Zenón Vargas ‘El Zorro’ sale de su casa en la urbanización
Balconcillo, mira a ambos lados de la calle y sin apuro coge un teléfono
público. Echa un rin y carraspea antes de empezar a hablar: “Ya se están
confeccionando los pantalones, muy pronto enviaré el lote”. Tras él, la agente
Cecilia Garzón Pérez ‘Gaviota’ finge ser una madre de familia urgida por
llamar. Lanza un resoplido de impaciencia y reprende: “Señor, ¿ya terminó?”.
‘El Zorro’ se va, pero
‘Gaviota’ ya ha memorizado y deducido la frase en clave que revela el taller
para diseño de panfletos y propaganda subversiva oculto en la vivienda de
Vargas.
Desde entonces y
durante los cuatro días siguientes, los agentes José Gil y Guillermo Bonilla no
dejaron de vigilar la casa de ‘El Zorro’. La mañana del 12 de setiembre de
1992, cuando en el GEIN aun se discutía la hora de dar el batacazo en ‘El
Castillo’, Zenón Vargas volvió a salir de su vivienda. Su rápido y nervioso
tambaleo exasperó a los sabuesos que le seguían la pista. Sin embargo, uno de
ellos decidió intervenirlo rápidamente ante la grave posibilidad de que se
fugara.
‘El Zorro’ fue
capturado cerca del cruce de la avenida México con la Vía Expresa. La incursión
policial a la casa de Balconcillo confirmó a los agentes que se trataba de un
almacén de manifiestos políticos y textos para fomentar las acciones
terroristas. Todo lo que había en ese predio quedó registrado en un video. Al
verlo en el GEIN, Benedicto Jiménez expresó: “Era lo que faltaba para completar
el ajedrez”. Él intuía que debido a la cercanía que tenían ‘El Zorro’ y Maritza
Garrido Lecca, al menos un dirigente de la cúpula senderista debía estar en la
casa de Los Sauces, o Guzmán, en el mejor de los casos.
La hora cero
Minutos antes de las 7
p.m., cuatro patrullas con 18 agentes a bordo salieron de la sede de la Dincote
rumbo a ‘El Castillo’. En su recorrido, las unidades se trabaron con eufóricas
turbas de hinchas de Universitario de Deportes, equipo que por la tarde había
ganado a su clásico rival, Alianza Lima. Cuando el mayor Miyashiro desplegó sus
hombres a una cuadra de ‘El Castillo’, los suboficiales Cecilia Garzón,
‘Gaviota’, y Julio Becerra, ‘Ardilla’, de la mano, fingían ser una pareja
risueña muy cerca del portón de madera. Eran las 7:34 p.m. del 12 de setiembre.
Ambos habían convivido
dos meses observando la casa de Los Sauces y ese día tenían la orden de pasear
a la espera de que alguien entrara o saliera de allí. Debían irrumpir apenas la
puerta fuese abierta. “Tómense una gaseosa en la bodega que está al costado
para no generar sospechas”, fue la orden a la pareja. ‘Gaviota’ respondió que
no tenían dinero y entonces la nueva directiva fue tajante: “¡Chapen!”.
Los agentes iniciaron
el largo beso que hoy también les ha dado 24 años de matrimonio, cuando unas
llaves en la cerradura empezaron a sonar. Salían Celso Garrido Lecca y la
bailarina Patricia Awapara. ‘Gaviota’ se apresuró, lanzó un grito y disparó al
aire cuando se percató de que Maritza Garrido Lecca, quien había salido a
despedir a su tío, intentó cerrar bruscamente la puerta.
La suboficial comunicó
que la incursión estaba en camino a sus superiores y al grupo de policías que
aguardaban su señal a unos 150 metros. Fue la última comunicación por radio, el
contacto se perdió. Mientras tanto, ‘Ardilla’, seguro de que el círculo íntimo
de Guzmán no tenía armas en las casas que habitaba, corrió hacia el segundo
nivel para atrapar al cabecilla terrorista.
Cayó ‘El Cachetón’
Una mujer de traje
negro intentó contenerlo cerrando una puerta de triplay, pero ‘Ardilla’ logró
derribarla. Era María Pantoja Sánchez,‘Doris’. Al verse vencida, corrió por un
vestíbulo hacia la habitación donde estaba Abimael Guzmán Reinoso cerca de
Elena Yparraguirre, ‘Miriam’, y Laura Zambrano, ‘Meche’. “Carajo, no se muevan,
soy de la policía”, gritó el agente blandiendo su revólver.
‘Miriam’ se le
abalanzó pero él consiguió zafarse. Tomó aliento y abordó a Guzmán que
observaba impávido desde su escritorio: “Tú te mueves y yo te mato, carajo”,
increpó el agente mientras helaba el rostro del genocida con el cañón corto del
arma. “Está bien, muchacho, está bien, tranquilo. Por favor, tranquilízate,
muchacho”, susurró Guzmán.
Trece miembros del
GEIN, encabezados por el mayor Marco Miyashiro, penetraron a trote firme en el
inmueble. Un equipo reforzó a ‘Gaviota’ en el primer piso neutralizando a un
desequilibrado Carlos Incháustegui que clamaba por su muerte: “Mátenme,
mátenme, mátenme de una vez, por favor”. Otro grupo acudió en ayuda de
‘Ardilla’ y confinó a ‘Doris’ y ‘Meche’ en habitaciones separadas. El oficial
Carlos Morán exigió a Guzmán que vacíe los bolsillos del saco plomo que vestía.
La iracunda ‘Miriam’ contraatacó entonces: “No lo toque, no lo toque, él puede
hacerlo solo, a él nadie lo toca”. “Yo también puedo hacerlo”, musitó Guzmán.
Durante el registro de
‘El Castillo’, los policías hallaron varias botellas de vino de alta cosecha.
También había carne en el refrigerador. Todo fue propicio para un banquete al
paso: lomo saltado, brindis y abrazos. Hubo lágrimas de puro valor desbordado.
Los agentes abrían cajas, guardaban cuadernos, documentos, banderas, cuadros y
cualquier objeto o material subversivo que iban encontrando.
En el umbral del
cuarto, el mayor Miyashiro reactivó su radio portátil. Por fin en calma, infló
los pulmones y exhaló. Su voz grave y sosegada sería el sello a la operación
Victoria y a esa larga noche en que el GEIN hirió de muerte al terror: “Ha
caído ‘El Cachetón’”, aseguró.
VIDEO : OPERACION VICTORIA - LA CAPTURA DEL SIGLO
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